1950:

A principios de la década de los ´50, don Raúl Pérez Serani inicia sus actividades agrícolas en el fundo Monteverde, que cuenta con una extensión de 250 hectáreas aproximadamente, situado en la comuna de Tucapel en la precordillera de la provincia del Bío-Bío. Desde un principio y como era usual en la agricultura de la zona, inició una empresa agrícola/forestal con su nombre homónimo.

1960:

En los años ´60 se continuaron desarrollando las actividades que dieron origen a la empresa, añadiéndose nuevas propiedades agrícolas y forestales, siendo las dos más importantes y con mayor trascendencia, los predios denominados: Las Astas y Santa Beatriz. Además durante esta década se da inicio al proceso forestal, adquiriéndose nuevos aserraderos portátiles del tipo “locomóvil”, facilitando el trabajo en los bosques adquiridos.
Hacia finales del mismo decenio, se establece en la comuna de Túcapel, una barraca para elaborar madera proveniente de los propios bosques, comercializando los productos en zonas aledañas y también en Santiago.

1970:

Durante estos años se cimenta el futuro y destino de la compañía, ya que se adquiere en la ciudad de Huépil un molino de trigo, en el que inicialmente se producían alrededor de unos 300 quintales de harina diarios. Este se encontraba ubicado dentro de un terreno contiguo a la barraca donde se procesaban nuestras maderas. La harina entonces producida lograba satisfacer las necesidades alimenticias de las familias de la zona y a pequeñas panaderías de la comuna y sus alrededores, incluyendo las ciudades de Los Ángeles y Concepción.

1980:

En los ´80 se continúa la senda ligada a la actividad agrícola y forestal, sumado a esto se inicia la expansión local de la actividad molinera, y nuestro aserradero ya con dos locales de venta directa de la madera producida, el primero situado dentro de la comuna de Tucapel y el segundo en la ciudad de Santiago.
Este decenio es primordial para el progreso de la empresa, debido a que se logra consolidar un crecimiento importante en cuanto a la superficie predial de usos eminentemente agrícola y forestal.
A fines de la década y posterior al fallecimiento de la esposa de don Raúl Pérez Serani, la empresa sufre una importante transformación, constituyéndose como una sociedad anónima cerrada de origen familiar, siendo él y sus siete hijos socios directos de dicha organización, momento crucial en que adopta la denominación que la compañía lleva hasta el día de hoy; “MONTEVERDE S.A.”

1990:

Durante los primeros años de esta década, se produce una considerable modernización y expansión del molino de trigo, aumentando gradual y sustancialmente su capacidad productiva y calidad. Se comienza a labrar y conformar el proyecto definitivo de nuestro molino de avena, que posteriormente, se consolidará hacia los últimos años de este decenio, realizando sus primeras exportaciones al extranjero, con destino principal hacia el centro y sur de América.

2000:

En el nuevo milenio se consolida la modernización definitiva del molino de trigo, logrando establecer la capacidad de producción que actualmente tenemos, contando con tecnología de última generación y convirtiéndonos en uno de los primeros referentes en cuanto a calidad y servicio de la zona sur de chile.
De igual manera, nuestro molino de avena logra paulatinamente posicionarse y ser reconocido en el extranjero, convirtiendo a “Monteverde SA” en un sinónimo de Calidad, responsabilidad y experiencia en cuanto a las exportaciones de avena procesada.

2010:

En el año 2014 fallece don Raúl Perez Serani, nuestro fundador, dejando un legado único de compromiso y responsabilidad con la calidad y el servicio asociado a la ejecución de las tareas diarias y con los productos fabricados por las distintas áreas de negocios, sin olvidar nunca nuestro compromiso con el medio en el cual se emplaza nuestra empresa.
En la actualidad nuestra compañía es controlada por un directorio conformado exclusivamente por los hijos del señor Perez Serani, apoyado por un grupo de profesionales que a diario desarrollan sus actividades siguiendo el ejemplo de su fundador, quien dedicó su vida entera a esta empresa, dejando un sello único de calidad, servicio y compromiso con la comunidad, clientes y proveedores, valores que nos motivan día a día en el desarrollo de nuestra labor.